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Gafas anuncian un adelanto en la corrección de visión de color
Las enfermedades de la pupila afectan a esta estructura ocular, responsable de hacer llegar la luz, desde la zona externa del ojo, hacia la zona posterior, donde se encuentran los fotorreceptores de la retina. Se incluyen trastornos de la inervación de los músculos que dilatan o contraen la pupila, y trastornos de los reflejos pupilares.
La pupila tiene la capacidad de dilatarse o de contraerse, según la cantidad de luz que percibe. Las afecciones pupilares provocan tamaños anormales de la pupila o diferencias entre ambos ojos, dando lugar a:
Las enfermedades pupilares son variadas y pueden provocar una condición llamada anisocoria, que se caracteriza por una diferencia de tamaño entre ambas pupilas.
Estas enfermedades pueden deberse a factores congénitos, que se presentan desde el nacimiento, a accidentes, así como a enfermedades oculares y sistémicas de diversa índole.
Por lo que se refiere a la anisocoria, el tipo fisiológico aparece desde el nacimiento y no suele causar problemas de salud visual, más allá de la diferencia de tamaño entre ambas pupilas.
Por su parte, la anisocoria patológica se produce a causa de diferentes enfermedades o afectaciones, siendo las más frecuentes:
El principal síntoma de las enfermedades de la pupila es un tamaño anormal, unido, en ocasiones, a otras manifestaciones clínicas visuales o neurológicas. Estas condiciones pueden ser:
Dentro de los posibles síntomas acompañantes encontramos:
Visión borrosa (especialmente, de cerca): parálisis del III par craneal, Pupila tónica de Adie.
Visión doble (diplopía): parálisis del III par craneal, Síndrome de Horner (en algunos casos)
Dolor ocular y periocular (alrededor de los ojos: parálisis del III par craneal.
Caída del párpado (ptosis): parálisis del III par craneal, Síndrome de Horner.
Agrandamiento tamaño pupila: parálisis del III par craneal, Pupila tónica de Adie.
Reducción tamaño pupila: síndrome de Horner.
Forma irregular de la pupila: pupila tónica de Adie.
Fotofobia (intolerancia anormal a la luz): parálisis del III par craneal, Pupila tónica de Adie.
Dolores de cabeza (cefaleas): parálisis del III par craneal, Síndrome de Horner.
El tratamiento de las enfermedades de la pupila suele ser abordar clínicamente su causa, ya que, generalmente, son síntoma de otras afecciones oculares, neurológicas o sistémicas.
En el caso de las anisocorias fisiológicas, no suele ser necesario su tratamiento si no provocan afectación visual. Otras alteraciones pupilares, como las anisocorias patológicas, pueden requerir tratamiento ocular específico:
En personas que padecen parálisis del III par craneal, el tratamiento de la causa puede reforzarse para corregir la visión doble con el uso de oclusores oculares (parches), uso de toxina botulínica, prismas o cirugía de estrabismo.
Se produce cuando las pupilas de los ojos no tienen el mismo tamaño. La pupila permite que la luz ingrese a los ojos para que pueda ver.
Existen 2 tipos de anisocoria:
Cualquier persona puede tener pupilas de diferente tamaño y no tener ningún problema.
De hecho, una de cada cinco personas tiene pupilas normales de tamaños diferentes.
Sin embargo, tener las pupilas de tamaño desigual en ocasiones puede ser síntoma de un problema serio en el ojo. Entre las personas que pueden tener anisocoria se incluyen las que tienen:
Con frecuencia las personas no se dan cuenta de que sus pupilas tienen tamaños diferentes. Algunas solo lo notan cuando comparan fotos viejas con fotos recientes de sí mismas.
Sin embargo, si se produce anisocoria por un problema médico en el ojo, posiblemente note otros síntomas relacionados con ese problema. Los síntomas pueden incluir:
Su oftalmólogo le examinará las pupilas en una sala iluminada y en una sala oscura. Esto le permite ver cómo reaccionan las pupilas ante la luz, y puede ayudar a determinar cuál pupila es anormal.
Su oftalmólogo también examinará sus ojos con un microscopio con lámpara de hendidura. Este instrumento le permite al oculista analizar el ojo en secciones pequeñas y detalladas, lo que facilita identificar los problemas.
Si tiene otros síntomas además de las pupilas de diferente tamaño, su oftalmólogo le realizará otras pruebas para averiguar más sobre su afección.
La anisocoria generalmente no requiere tratamiento porque no afecta la visión ni la salud visual. Si la anisocoria se relaciona con un problema de salud ocular, ese problema necesita ser tratado.
Si tiene preguntas acerca de la anisocoria, no deje de hablar con su oculista. Su oftalmólogo está comprometido con la protección de su vista.
Fuente: AAO