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Glaucoma

¿Qué es?

El glaucoma es una enfermedad ocular que se caracteriza por la pérdida de visión como consecuencia de un daño en el nervio óptico secundario (el nervio que lleva las imágenes, que han sido convertidas en impulsos eléctricos en la retina, hasta el cerebro). Esta pérdida de visión está provocada, generalmente, por un aumento de la presión intraocular (PIO).

Mecanismo de afección visual

Enfermedad crónica que se produce por una muerte precoz de las células ganglionares de la retina, cuyos axones forman el nervio óptico y este empieza a quedar vació por su ausencia. Como consecuencia, se produce una pérdida de funcionalidad y el campo visual del paciente va reduciéndose, si la enfermedad no se trata a tiempo.

El glaucoma resulta muy difícil de detectar hasta que se encuentra en una fase avanzada, llamada ceguera silenciosa, ya que no suele presentar síntomas. Es importante tener en cuenta que los daños ocasionados por esta patología son irreversibles, por eso el diagnóstico se debe realizar cuanto antes, es fundamental la prevención.

Causas

Los mecanismos causantes de esta enfermedad neurodegenerativa no son muy conocidos, aunque todo apunta a que puede deberse a una elevación de la tensión o presión intraocular, por lo que los tratamientos encaminados a reducir la presión son muy eficaces para prevenir la pérdida de visión.

En la aparición de esta patología ocular también pueden intervenir otros factores, además de la presión intraocular. De hecho, las personas con mayor riesgo de padecer glaucoma son los pacientes mayores de 60 años, los parientes de pacientes con glaucoma, las personas diabéticas, los pacientes que toman esteroides de manera prolongada y las personas con presión intraocular elevada (hipertensos oculares).

Para entender el proceso de aparición del glaucoma resulta esencial conocer el funcionamiento del sistema visual:

  • La cámara anterior y la cámara posterior del ojo son dos espacios separados por el iris y conectados por la pupila que están llenos de un líquido transparente denominado humor acuoso.
  • El equilibrio entre la producción y la eliminación del humor acuoso determina que la presión intraocular se mantenga dentro de los límites adecuados, que los especialistas suelen estimar entre 12 y 21 milímetros de mercurio (mmHg).
  • En la mayor parte de los casos de glaucoma, el sistema de drenaje del ojo no funciona correctamente y el exceso de humor acuoso no se elimina adecuadamente, lo que provoca que el aumento de la presión intraocular dañe el nervio óptico, llevando a la pérdida de la visión.

Síntomas

El glaucoma, en la gran mayoría de los casos, es una enfermedad asintomática hasta fases avanzadas por eso se la conoce como "ceguera silenciosa". La pérdida de visión provocada por el glaucoma se suele producir de forma muy lenta y suele afectar primero a la visión periférica (lateral), llevando a lo que se conoce como visión de túnel.

En las variedades menos frecuentes de glaucoma los síntomas pueden llegar a ser severos e incluyen:

  • Visión borrosa.
  • Dolor de ojos y dolor de cabeza.
  • Náuseas y vómitos.
  • Aparición de halos alrededor de las luces brillantes.
  • Pérdida repentina de la visión.

 

El carácter asintomático de esta dolencia, que es la segunda causa de ceguera en los países industrializados después de la diabetes, convierte el diagnóstico precoz en fundamental. Por eso es muy importante que las personas con perfiles de riesgo, como los pacientes con antecedentes familiares, los diabéticos, las personas con miopía elevada y los mayores de 50 años se sometan a revisiones oftalmológicas periódicas. Si la enfermedad se detecta a tiempo y se siguen las pautas del especialista, se puede llegar a frenar la pérdida visual.

¿Cómo diagnosticar?

La mejor manera de diagnosticar el glaucoma es que el oftalmólogo le realice al paciente un examen ocular completo. Una prueba de glaucoma que sólo mida la presión intraocular no es suficiente para detectar esta patología.

Este examen ocular completo para diagnosticar el glaucoma debe incluir, al menos, las siguientes pruebas:

  • Medición de la presión intraocular.
  • Revisión del ángulo de drenaje del ojo.
  • Examen del nervio óptico (oftalmoscopía – OCT).
  • Prueba de visión periférica (campimetría).
  • Medición del espesor de la córnea

¿Qué tratamiento tiene el glaucoma?

Existen diferentes tipos de glaucoma, como el glaucoma de ángulo abierto y el glaucoma de ángulo cerrado, entre otros, y el tratamiento que prescriba el especialista dependerá de las características concretas de la dolencia y del paciente que la sufra, además de en qué momento se le haya diagnosticado la enfermedad y de cómo haya evolucionado.

El factor común en todos los tipos de glaucoma es el daño que se produce en el nervio óptico secundario, que suele estar relacionado con una presión intraocular elevada. Por eso, la gran mayoría de los tratamientos están dirigidos a controlar este factor.

En todo caso, debemos tener en cuenta que el daño que produce el glaucoma es irreversible y todos los tratamientos se orientarán a frenar su progresión, ralentizando el deterioro progresivo del nervio óptico y la pérdida del campo visual.

Los principales tratamientos para el glaucoma son:

Fármacos en forma de colirio

Cirugía láser.

La operación de glaucoma mediante láser se utiliza para agrandar el conducto de drenaje ayudando a que el humor acuso salga del ojo. Las técnicas más comunes son la Trabeculoplastia con Láser Argón y la Esclerectomía Filtrante con Láser Holmium.

Cirugía tradicional.

La operación mediante cirugía convencional (trabeculectomía) consiste en crear una nueva vía de drenaje para que el humor acuoso salga del ojo y disminuir la presión intraocular.

La operación no suele ser la primera opción de tratamiento elegida por los especialistas para abordar los casos de glaucoma a no ser que el daño en el nervio óptico sea considerable cuando se realiza el diagnóstico. En un primer momento, el oftalmólogo suele tratar de disminuir la presión intraocular recurriendo a los fármacos en forma de colirio. Existen multitud de medicamentos disponibles para tratar el glaucoma y, en caso de que la primera elección no funcione, el médico puede modificar, tanto la dosis como el fármaco empleado.

Cuando el tratamiento con medicamentos no resulta efectivo, los médicos pueden recurrir a tratamientos quirúrgicos. La mayor parte de las operaciones para tratar el glaucoma están orientadas, bien a frenar la producción de humor acuoso, o bien a mejorar el drenaje de ese humor acuoso.

Factor de riesgo más común

El principal factor de riesgo que puede desencadenar un glaucoma es la hipertensión ocular. Por lo general, esta condición ocurre porque, por diferentes causas, el humor acuoso (líquido que baña el interior del ojo) no drena correctamente y se acumula, ejerciendo una presión excesiva sobre el nervio óptico y causándole un “estrés” que no puede soportar.

Otros factores de riesgo

Sin embargo, hay personas con la presión intraocular elevada que no tienen glaucoma y pacientes con valores normales (menos de 21 mm Hg de presión) que, por el contrario, desarrollan la patología.

Hay que tener en cuenta que el glaucoma no es solo la consecuencia de un defecto “mecánico” del sistema de drenaje del humor acuoso, sino que se trata de una enfermedad multifactorial cuyo origen todavía es poco conocido. Se está investigando en este campo y se sospecha que los problemas vasculares pueden estar asociados a los casos de glaucoma con presión intraocular normal, ya que los vasos sanguíneos del interior del globo ocular son de los más finos del cuerpo y, por tanto, especialmente frágiles.

Factores hereditarios

Por otro lado, la predisposición genética es un factor de peso en determinados tipos de glaucoma, como el primario de ángulo abierto (familiar) –el más común– o el congénito –que aparece en los primeros meses de vida– y el juvenil.

¿Cómo se puede prevenir el glaucoma?

La importancia de un diagnóstico a tiempo

La clave para prevenir el daño irreversible que produce el glaucoma en el nervio óptico es el diagnóstico precoz de la enfermedad para poder controlarla antes de que siga evolucionando. Dado que en la mayoría de casos no provoca síntomas hasta fases avanzadas de la patología, se recomienda someterse a revisiones oftalmológicas cada dos años a partir de los 40, edad en la que se activa el proceso degenerativo del ojo y empieza a aumentar la incidencia del glaucoma.

Controles periódicos

Asimismo, se aconseja que los controles sean anuales en personas con alguno de los siguientes factores de riesgo:

  • Edad (mayores de 60 años)
  • Antecedentes familiares de glaucoma
  • Hipertensión ocular
  • Miopía o hipermetropía alta
  • Otras enfermedades oculares, como patologías de córnea, retina, uveítis etc.
  • Traumatismos oculares
  • Ángulo iridocorneal (formado por la córnea y la esclera con el iris) estrecho
  • Raza negra o asiático

Tipos de glaucoma

Existen multitud de tipos de glaucoma, los más comunes son los siguientes:

Glaucoma de ángulo abierto y glaucoma de ángulo cerrado
  • El glaucoma primario de ángulo abierto se caracteriza por un mal funcionamiento de la malla trabecular, zona de drenaje del humor acuoso. Debido a ello, la salida del humor acuoso (un fluido que se produce dentro del ojo) es más lenta de lo normal y esto causa un aumento de la presión intraocular, que daña progresivamente el nervio óptico.
  • Por lo que se refiere al glaucoma de ángulo cerrado, ocurre porque el ángulo iridocorneal (lugar donde se encuentra la malla trabecular) se cierra, impidiendo la salida del humor acuoso. En este caso, también se produce un aumento de la presión intraocular, con el consecuente daño neural asociado, en el nervio óptico.
Glaucoma congénito

El glaucoma congénito es una enfermedad rara o minoritaria, que afecta a 1 de cada 10.000 personas, en los países industrializados. Se suele manifestar y diagnosticar durante los primeros meses o años de vida y puede afectar gravemente la visión de los niños afectados.

Glaucoma de presión normal

El glaucoma normotensivo se presenta en personas con una presión intraocular estadísticamente normal (por debajo de los 21 mmHg). No obstante, las personas que lo padecen presentan daños en las fibras del nervio óptico, similares a otros tipos de glaucoma, con la consiguiente pérdida de visión y del campo visual que ello conlleva.

Al ser una enfermedad que se debe a muchos factores, por el momento, se desconocen las causas de este tipo de glaucoma. No obstante, se están realizando investigaciones en este campo y se sospecha que puede estar vinculado a problemas vasculares.

Por lo que se refiere a su tratamiento, las estrategias terapéuticas para tratar el glaucoma normotensivo están dirigidas a controlar y reducir la presión intraocular (ya sea con colirios, láser o cirugía) para intentar mantener y conservar el estado del nervio óptico afectado.