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Presbicia o vista cansada

24 %

de las cegueras infantiles responden a esta causa

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de las cegueras infantiles responden a esta causa

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de las cegueras infantiles responden a esta causa

¿Qué es la presbicia?

  • También llamada vista cansada es un defecto refractivo que se debe a la pérdida de elasticidad del cristalino, la lente natural del ojo que permite enfocar las imágenes a diferentes distancias.
  • En consecuencia, la capacidad de acomodación disminuye
  • Provoca dificultades para ver de cerca con nitidez

Se trata de un proceso de degeneración natural del ojo que se manifiesta generalmente a partir de los 40-45 años.

¿Por qué se produce?

El cristalino es como el "zoom" de una cámara fotográfica. Para poder enfocar los objetos cercanos, varía su forma y su potencia óptica.

En personas jóvenes, es muy flexible. Sin embargo, con el paso de los años, se va volviendo más rígido y se reduce de forma progresiva su capacidad de contracción (acomodación), dando lugar a la presbicia. Por tanto, la vista cansada –igual que la catarata (pérdida de transparencia del cristalino)–, se producen por el envejecimiento de esta estructura indispensable para una visión nítida.

¿Cómo se puede prevenir?

La presbicia no se puede prevenir porque está ligada al proceso degenerativo del ojo. Al igual que otras partes de nuestro organismo, evoluciona con la edad.

Por lo tanto, a partir de cierto momento todos padecemos presbicia y, de hecho, afecta a más del 90 % de los mayores de 45 años.

Por ello, es importante revisar la visión de forma periódica (controles anuales) especialmente a partir de los 40 años, cuando suelen aparecer los síntomas habituales de la vista cansada. Asimismo, a partir de esta edad empiezan a gestarse otras enfermedades oculares propias de la madurez.

Síntomas

Algunos de los síntomas de este defecto refractivo son:

  • Dificultad para enfocar los objetos a poca distancia (menos de 1 m).
  • Necesidad de alejar el libro, el móvil etc. para poder ver mejor.
  • Sensación de que las letras de un texto “bailan” o están borrosas.
  • Dolor de cabeza al fijar la vista en la lectura durante mucho tiempo.
  • Fatiga ocular (enrojecimiento, ojo seco, escozor, sensación de arenilla, lagrimeo…), sobre todo al final del día o en condiciones de poca iluminación.

A medida que progresa la presbicia, suele hacerse más molesta e intensificarse. En otros casos, se convierte en un proceso “intermitente".

Tras los primeros síntomas, algunos  pacientes parecen mejorar y recuperar su capacidad de enfoque para volver a empeorar después.

Tratamiento

Aunque la presbicia no se cura, hay varios métodos que, al igual que con otros defectos refractivos (hipermetropíamiopíaastigmatismo), ayudan a paliar la dificultad de enfoque.

Corrección óptica

Las gafas son el la opción más habitual y se pueden utililzar diferentes tipos de cristales según las necesidades de cada paciente.

Es habitual que, entre los 40 y 60 años, normalmente, sea necesario un cambio habitual de graduación debido a la evolución de la vista cansada.

Tipos de gafas

  • Monofocales: solo pretenden mejorar la visión de cerca y suelen utilizarse inicialmente para realizar tareas puntuales de precisión, como leer o coser.
  • Bifocales: combinan la visión de lejos (zona superior de la lente) y de cerca (zona inferior).
  • Ocupacionales: en este caso, la parte de arriba del cristal sirve para la visión a distancias intermedias y la parte de abajo para distancias próximas. Están especialmente indicadas para personas que pasan muchas horas delante del ordenador.
  • Progresivas: cambian progresivamente la graduación para corregir tanto la visión cercana, como intermedia y lejana.

Sintomas

En algunos casos es el pediatra o los mismos padres los que detectan una mancha blanquecina en el área pupilar. Otras veces la baja visión del ojo comportará un estrabismo (desviación ocular) o nistagmus (movimiento o temblor del ojo). Ante cualquiera de estos síntomas se debe llevar al niño a un oftalmólogo.

Tratamiento

Aunque la presbicia no se cura, hay varios métodos que, al igual que con otros defectos refractivos (hipermetropíamiopíaastigmatismo), ayudan a paliar la dificultad de enfoque.

Corrección óptica

Las gafas son el la opción más habitual y se pueden utilizar diferentes tipos de cristales según las necesidades de cada paciente.

Es habitual que, entre los 40 y 60 años, normalmente, sea necesario un cambio habitual de graduación debido a la evolución de la vista cansada.

Tipos de gafas

  • Monofocales: solo pretenden mejorar la visión de cerca y suelen utilizarse inicialmente para realizar tareas puntuales de precisión, como leer o coser.
  • Bifocales: combinan la visión de lejos (zona superior de la lente) y de cerca (zona inferior).
  • Ocupacionales: en este caso, la parte de arriba del cristal sirve para la visión a distancias intermedias y la parte de abajo para distancias próximas. Están especialmente indicadas para personas que pasan muchas horas delante del ordenador.
  • Progresivas: cambian progresivamente la graduación para corregir tanto la visión cercana, como intermedia y lejana.

También pueden utilizarse lentes de contacto, que deben adaptarse de forma personalizada en cada paciente.

Corrección quirúrgica

En la actualidad, el avance en cirugía refractiva permite corregir la presbicia para reducir la dependencia de gafas o lentillas en muchos pacientes.

Estos son las principales técnicas que se utilizan:

  • Cirugía láser: consiste en moldear la córnea para modificar su asfericidad (curvatura) y aumentar la profundidad de foco, compensando así la pérdida de acomodación del cristalino.
  • Implante de lentes intracorneales: no tienen poder óptico (es decir, no modifican las dioptrías) pero, igual que el láser, combaten la dificultad para enfocar en la visión cercana incidiendo en la curvatura corneal. Estas lentes se colocan centradas en la córnea y pueden extraerse con facilidad sin alterar las estructuras oculares, por lo que se trata de un procedimiento reversible.
  • Implante de lentes intraoculares: consiste en sustituir el cristalino por una lente pseudofáquica (ya sea monofocal o multifocal) que, a partir de cierta edad, cumple su función de manera más efectiva. Es el mismo procedimiento que se utiliza en la cirugía de catarata.