La pulsación térmica (LipiFlow) consiste en la aplicación localizada de calor y presión terapéutica en los párpados (superiores e inferiores) con el fin de mejorar el drenaje de las glándulas de Meibomio, que se encuentran debajo de la raíz de las pestañas y son las encargadas de segregar lípidos y proteínas para mejorar la función lubricante de la lágrima y evitar que se evapore con demasiada facilidad.
De este modo, aliviamos síntomas como la sensación de ardor y escozor en los ojos, sequedad, irritación y enrojecimiento ocular, hinchazón palpebral, fotofobia e incluso dolor o visión borrosa. Estas glándulas son las encargadas de aportar los lípidos a la lágrima, es decir, la parte grasa que evita su evaporación y hace que sea de buena calidad.
¿En qué casos se utiliza?
LipiFlow se utiliza para tratar la disfunción de las glándulas de Meibomio, relacionada con la blefaritis (inflamación) de los párpados inferiores y con la sequedad ocular. De hecho, es el motivo más frecuente de ojo seco, que se calcula que afecta a cerca del 85% de los pacientes con esta patología.
Generalmente, se da en personas de edad avanzada, en personas con alteraciones hormonales (adolescencia y menopausia), portadoras de lentes de contacto –tras abusar de su uso– o que se han sometido a tratamientos para enfermedades de la piel o a quimioterapia.
Exámenes previos
Exploración optométrica y oftalmológica completa, además de pruebas complementarias que pueda solicitar el especialista. Es el caso, por ejemplo, de la meibografía, que toma una imagen anatómica de las glándulas de Meibomio para determinar si funcionan correctamente y, con ello, precisar el diagnóstico y poder evaluar posteriormente la eficacia del tratamiento.
Durante el tratamiento
La aplicación de la pulsación térmica dura 12 minutos y se realiza en consulta bajo anestesia tópica (gotas) para evitar cualquier posible molestia en el paciente.
El sistema LipiFlow consta de un monitor que muestra los parámetros del tratamiento, así como de una pieza estéril y de un solo uso que se coloca sobre el ojo, diseñada para proteger la córnea y dotada de múltiples sensores que permiten controlar la temperatura y la presión subministradas.
Mediante esta pieza se proporciona calor (42,5 ºC) al interior y al exterior de los párpados, a la vez que se “masajean” desde su cara externa para liberar las obstrucciones de las glándulas de Meibomio y posibilitar la secreción de los lípidos necesarios para mantener la calidad de la lágrima.
Después del tratamiento
El tratamiento permite recuperar la estabilidad de la película lagrimal y reducir su evaporación, mejorando con ello la sintomatología del paciente, así como la inflamación y los daños en la superficie ocular.
Ha demostrado ser más eficaz que la aplicación convencional de compresas calientes sobre los ojos para cuidar la higiene palpebral, aunque no son excluyentes. De hecho, es necesario realizar un mantenimiento diario en casa entre sesión y sesión, que suele repetirse a los 9 o 12 meses en función de la gravedad del proceso.